Me había propuesto no
pronunciarme pero aquí estoy, tratando de escribir unas líneas acerca de este
tema tan de actualidad por el “caso Zidane”.Es un
tema en el que pienso que caer en la generalización lleva a error y en el que
como en tantas ocasiones sólo querer ver el blanco y el negro dejando los
grises por el camino también conduce al mismo y donde lo mediático del caso
acabará por complicar situaciones sencillas como ya ha ocurrido recientemente
con la tramitación de licencias en el futbol base de niños extranjeros motivado
por el caso del F.C Barcelona.
¿A dónde quiero llegar? Quiero
llegar a que está muy bien reclamar en el fútbol profesional el cumplimiento de
las normas y que los técnicos sean titulados pero si en el horizonte se
encuentra la idea de exigirlo en todas las categorías habrá que tener cuidado
como se implanta esta medida y lo más importante, empezar a pensar en facilitar
las cosas sobre todo en el aspecto económico, ya sea en forma de subvenciones a
los clubs para la formación de sus técnicos o bolsas de ayuda. Y comento esto
pensando sobre todo en el fútbol base porque para quien no esté muy metido en
el mundillo hablamos de unas cifras en las que por desgracia en la actualidad
no todo el mundo se puede permitir.¿Vamos a privar a alguien de poder
compartir su pasión cuando vale para ello por un tema económico?
Desde aquí dar la enhorabuena a
Miguel Galán, representante de los entrenadores y director del CENAFE por dar
este paso y presentar la denuncia con todo lo que implicaba tal y como
argumentó “para respetar y defender la igualdad respecto a los miles de alumnos
(y añado yo, entrenadores) que se forman en nuestra escuela de entrenadores y
en otras, y a la necesidad de evitar una sensación de privilegio que dañaría al
colectivo…” porque si nosotros como colectivo no nos defendemos nadie lo va hacer.
Pero para lo que debe servir este
hecho y esta acción y aquí mi grano de arena es para defender la figura del entrenador
titulado, ya no en el profesionalismo donde es obligatorio sino en el futbol
base donde debería ser algo necesario. Debemos hacernos valer y concienciar
tanto a clubs como padres y todo el entorno del futbol las ventajas que suponen
contar con entrenadores formados. Ser entrenador es mucho más que saber de
fútbol (que por supuesto también) y ese es el error de mucha gente que se
piensa es algo sencillo.
Para ser entrenador además de
cuestiones tácticas o de preparación física hay que tener conocimientos de
dirección de grupos o psicología por poner algún ejemplo. Aspectos estos muy
importantes en cualquier categoría pero que adquieren mayor relevancia si el
entrenador se enfrenta a jóvenes aún en periodo de crecimiento o formación. El
entrenador deberá estar preparado para ayudar a su formación como jugadores
pero también como personas y también para enfrentarse a gran variedad de
situaciones. Y esto aunque muchos no lo sepan, esto también lo da el curso de
entrenadores.
Invitar desde aquí a los clubs
a nutrirse de entrenadores formados
porque aunque al principio pueda suponer mayor coste a la larga es una gran
inversión ya que será cuestión de tiempo que la calidad de sus equipos mejore y
eso al final acaba convirtiéndose en un círculo virtuoso. Es por ello que es
algo los clubs deben plantearse y que
hay que fomentar y ojo¡¡¡ también los padres exigir. ¿Por qué, como padre que
te gustaría más, confiar el crecimiento y aprendizaje de tu chaval con alguien
que se formó para ello o con alguien que lo hace para sacarse unos euros? La
respuesta pienso que no admite dudas. Y si el que lo hace para sacarse unos
euros realmente le gusta pero no se lo puede permitir, hagamos por facilitarle
su formación y ahí volvería a entrar eso que comentaba al principio de pensar
en ayudas tanto por parte de los propios clubs o de las escuelas de
entrenadores.
Defendamos pues entre todos la
figura del entrenador titulado porque al final ganamos todos.
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